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lunes, octubre 10, 2005

¡Aléjese de esa mujer, inconsciente!

Bienvenidos, una vez más, a:

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La sección que menos le gusta a no me acuerdo quién (seguramente era un susano o el marido de Ante Garmaz. O algo así).

Bueno, como sabrán, esta sección fue creada para re-encausar a tantos jóvenes indecisos que pululan sinuosamente sobre la delgada línea que divide la heterosexualidad de la más desenfrenada putez y el trasvestismo más fundamentalista. Este es un frente de resistencia ante el amariconamiento de las masas, un bastión guerrero de lozana masculinidad, un refugio de machos incorruptibles, y un viril nido al que siempre pueden volver los tantos putazos que lo abandonaron en busca de aventuras homo-eróticas.

Sugerencias? Dudas? Inquietudes? Querés saber cómo hacer para largar la adicción a maquillarte, ponerte pelucas y usar la ropa interior de tu vieja? Podés llorisquear en la parte de comentarios, o mandarme un mail.

Bueno, vayamos sin más a la...

AMENAZA N° 4: LAS MUJERES

Amigos, sé que se esto los habrá desconcertado. Seguramente dirán "pero cómo? este tipo se volvió loco!", otros dirán "pero si las mujeres son, justamente, lo que nos hacen viriles! este Satanikus es un puto" y la mayoría dirá "ay, zi, laz mujerez apeztan, fuchi". Paso a explicarme: ¿Vieron que, cuando uno va creciendo, se van adoptando diferentes posturas para impresionar al sexo opuesto? Dependiendo de la edad, uno se comporta de diferentes formas:

Cuando uno es niño, por ejemplo, no tiene que preocuparse por esas nimiedades. Uno es niño y punto. Se juega a la pelota, se mira tele, se comen golosinas... Uno no necesita andarse arruinando la vida por una mujer aún. La vida es maravillosa para alguien que tiene menos de 10 años.

Pero luego viene la pre-adolescencia, y las hormonas empiezan a entrar en estado de ebullición. Las mujeres empiezan a aparecer en el panorama como algo más que meros detalles del paisaje, y empiezan a convertirse lentamente en objetos del deseo. Uno las mira con otros ojos, y empieza a tener reacciones corporales acordes. Después de un tiempo uno está perdido, y entra en esa etapa de mierda donde se desea a las mujeres pero no se sabe qué carajo hacer al respecto. Y encima, juntos vienen el crecimiento, la torpeza, el acné, los pelitos... Todo encimado y al mismo tiempo, como una especie de conspiración de la naturaleza. Los peores años de tu vida acaban de empezar.

Y luego, el horror: La adolescencia. Sumado a todo lo previo, uno empieza a hacerse el rebelde, el "yo-me-las-se-todas", el banana, el pija cruel. Uno empieza a escuchar rock, dejarse el pelo largo, vestirse como un zaparrastroso, y si encima los primeros intentos de tratar con el enemigo no dieron resultado, uno se vuelve un ermitaño resentido odia-todo que mira a las mujeres con rencor.

Por supuesto, nadie dura mucho así. Ya entrando en lo que se conoce como "juventud" (más o menos llegando a los 20, aunque hay gente a la que la adolescencia le dura toda la vida), uno empieza a replantearse ciertas posturas. Uno se da cuenta de que, para por fin acceder a la compasión del sexo opuesto, tiene que cumplir ciertos mínimos requisitos. Y es así que se empieza por cortarse el pelo, vestirse bien, bañarse, ser educado y amable, se intenta ser sensible y comprensivo... Uno hace prácticamente lo que sea para agradarles.

Y ahí es donde se va todo al carajo. Uno se empieza a interesar en la poesía, en las novelas venezolanas, en el crochet, en algún cantante latino melódico-romántico, uno aprende a bailar... En resumen: Uno se vuelve un repugnante afeminado. Uno traiciona sus más firmes principios, sacrifica su férrea masculinidad, abandona el fútbol, el heavy metal, los amigos, el alcohol, y prácticamente todo aquello que lo convierte a uno en un orgulloso exponente del sexo masculino, en pos de ver si alguna tilinga se digna a darnos pelota. Los casos más extremos, como ustedes sabrán, son los que se convierten en los llamados "metrosexuales", especie de engendro abominable, de mutación nuclear, producto de las tendencias homosexualizantes extremistas tan en boga hoy en día. Pero ni nos vamos a molestar en hablar de ellos, para no hacerles publicidad gratuita.

Y, por supuesto, muchos inocentes que empiezan a ir tímidamente a la peluquería, a la manicura y a mirar vidrieras, terminan por embalarse y agarrar viaje por completo. Lo que comenzó como un simple juego, se convierte en una bola de nieve que no se detendrá. Es así que un día, se terminan encontrando a sí mismos probándose un corpiño de la hermana frente al espejo, y pensando cosas como "mmmm... me queda bien, pero como que falta algo... me parece que la plata que venía ahorrando para comprarme la moto chopera, me la voy a gastar en un par de regias tetas!".

Y es aquí, amigos, que hago un llamado a la concientización: ¡Tenemos que detener esta locura! ¡Qué es eso de adaptarse para agradarles! ¡Desde cuándo tenemos que ser menos masculinos para gustarle al sexo opuesto! Está en nosotros, compañeros, modificar los patrones estéticos para las futuras generaciones. ¡Que sean ellas las que se adapten! ¿O no somos el sexo fuerte, acaso? Sé que será una tarea ardua, sé que costará años, décadas o quizás siglos de evolución, pero estoy seguro de que algún día, todo el esfuerzo rendirá sus frutos.

La idea es que ellas se interesen por el fútbol, la mecánica, la informática, el rock pesado, la cerveza, los videojuegos, la comida, la electrónica, y todo aquello que nos hace tan felices. Y por supuesto, tenemos también que modificar el ideal estético femenino. ¡Basta de polleras, peinados, maquillaje, corpiños, zapatos con tacos y demás mariconadas! Desde ahora, les demostraremos que lo que REALMENTE nos gusta, son las mujeres así:

MENSAJE SUBLIMINAL: Mmmmm, preciosa! MENSAJE SUBLIMINAL: Ricura! Image hosted by Photobucket.com MENSAJE SUBLIMINAL: Ailaviu! MENSAJE SUBLIMINAL: Mamacita! Casate conmigo! Cosita bonita! MENSAJE SUBLIMINAL: Oh, nena!

Si, lo se, costará en un principio, pero confíen en mi. Masculinizar a las mujeres es la mejor manera de mantener nuestra propia masculinidad. Sé que algun día se hará justicia, y la historia me recordará como a un héroe de estos tiempos de oscuridad y confusión.